"It must be me, I'm in my head".the national


viernes, 18 de febrero de 2011

Richi

En algún lado leí que a alguien le gustaría ser como Ricardo Vicente. Decía más o menos así: "Yo quiero ser como Richi. Le invitan a participar en un disco y deja la mejor canción". De esto ya cuatro años.

Ricardo Vicente, "Richi", formó parte de la agrupación final de La Costa Brava. No había estado en ningún otro disco de la banda, pero el costabravismo era fuerte en él. En ese entonces, el 2007, todavía no me animaba  a escuchar el proyecto de Francisco Fernández en solitario, Francisco Nixon, donde Richi también participaba, y La Costa Brava era mi única referencia de su trabajo. 

Pero me bastaba. En Velocidad de crucero había Richi por partida doble. Te cambio por un mundo donde no valga la pena, que me rueda una película en blanco y negro en la cabeza, tiene la mejor línea del disco con ese "quiero decir / seguimos siendo novios hoy / quiero decir / que tú estás loco y no lo sabes". Sin embargo, mi canción favorita era Amor bajo cero:


Esta canción que narra un hipotético capítulo en la vida del hombre de hielo (genial cameo de la Mole incluido), comienza como una bonita canción de amor (tú no me conoces pero siempre me sentaba a tu lado / y te soplaba levemente la nuca en la cola del paro), termina *SPOILER* de una manera bastante trágica (y ahora estoy sentado en tu cama / no respiras / mi traje está bajo tu almohada / estás tan helada te pido perdón).

Pero en ese disco también había una tercera (o algo así como una tercera). Era la última del disco, El hombre que perdió los papeles, que canta Sergio Algora, pero que escribieron ambos. Cuando supe esto, me emocioné tanto como cuando compré un libro de Poe traducido por Cortázar o cuando Spacey salió en Se7en.  

Con la muerte de Sergio Algora, La Costa Brava terminó. Como explicó Francisco Fernández en su día: "LCB era un grupo de amigos, y sin Sergio ya no tenía mucho sentido" (no recuerdo la frase exacta). Así pues, tras superarlo yo también, empecé a escuchar a Francisco Nixon. Comenzaba así, mi segunda temporada escuchando lo de Richi a modo de precuela.


Así como Fran recuerda haber sentido el apoyo de Sergio cuando empezaba a escribir en español, Richi sentía lo mismo por parte del ex Australian Blonde. No fue raro, entonces, que en el 2006 saliera Nadia, el primer disco de Francisco Nixon, con Richi firmando su primera canción:



"Es para ti / que sabes amar / a los que no miran de frente. / Ya sé que estás / ante las dudas / que es como estar / ante las dudas". No se puede decir más sobre esta canción. Gracias Richi por Banderas Rojas.

De vuelta al presente o algo así, en el 2009, y de la mano del segundo disco de Francisco Nixon, El perro es mío, vendrían tres canciones más. La primera en aparecer, Museo Británico, es la canción del chico pobre que tiene a la chica rica, pero que está seguro de no tenerla todavía (puedes decir que eres la hija del juez / pero no que vas conmigo a diario). Aunque, dirigida a lo  Richi: "aparte hoy / puedo invitarte a comer / y a bailar... que son las fiestas del barrio". Sin risas enlatadas.

Esta canción, además, tiene una anécdota en sí misma. En su primera línea, "prueba a correr / cuando yo no esté más / por el campo sobre un caballo zampo". Caballos zampos, según el universo de Ricardo Vicente, son los unicornios. Yo creo que, conociendo esto, la lectura de la canción cae sola. Aquí nos reímos todos, pero Richi se ríe más.


La segunda, Nôtre Dame, es la canción de un músico que dejó la banda. Un relato bastante triste (ceno con los chicos los jueves / y dicen que siempre tuve algo especial, amargo (veo más que nunca la tele / y lloro en los concursos que regalan fama), melancólico (echo de menos las giras / volver el domingo y quererte hasta mañana), que nos deja una esperanza (me vuelvo a casa a empezar / a hacer canciones sobre un jorobado y las campanas de Nôtre Dame), pero que no es mucha (a ver cómo quedan / si no te dan pena).


"Doy / tanto miedo porque emito radioactividad. / Es / invisible como el aire pero duele más". Reactor # 4 es otra canción de Richi donde el drama está presente. Esta vez no es el superhéroe traicionado ni un hombre sin concierto, sino la de una víctima de la radiación que sabe que no podrá volver jamás a la persona que ama. Con un comienzo envidiable (dicen que ha estallado el reactor / el número 4 ha volado / y ahora es otro sol), la canción termina con la despedida más bonita de todas:  "y vuelve con tu madre / sal los jueves / y baila con los chicos / ...y nunca pienses en mí".


1, 2, 3. No pasó mucho para oír más. Richi, que suele postear las demos y las letras de sus canciones en su blog, posteaba a finales de 2008 la letra de Banderas Rojas: final feliz. A modo de epílogo alternativo, y a partir de una bonita base instrumental, Richi nos cuenta, que aquí todo ha salido bien, que "no hay banderas rojas, juegas con las olas..." 
Esta canción aparecía en el 2010 en Goria y la belleza sureña. Un EP de 6 canciones (tres de Fran y tres de Richi), correctamente firmado como Francisco Nixon y Ricardo Vicente.


De las otras dos de Richi, A cielo Raso es genial desde la demo, donde sonaba muy a Calamaro. Y no me refiero solo a la forma de cantarla (que la original conserva en la justa medida), sino a la letra. Ese "que soy tan grande como tú / como / un gran estadio / los dos  sentandos / comiendo helados". Eso no parece muy Richi, que pareciera tenernos más acostumbrados a: "estoy vestido igual que ayer / por si acaso / extrañas algo", una de las líneas que más me gusta de toda su carrera.


Dice Richi: "como un día hiciera Fran dedicando para Sergio "Falsos mitos (sobre la piel)", yo quería con Fran hacer lo mismo. Esa canción fue San Fernando: su primer single.

"A ver cómo lo digo..." San Fernando sabe a clásico, y tal vez por eso es de la que más me cuesta hablar. Con una letra cimentada en una única base rítmica que solo rompe por la mitad con el que tal vez es el único solo de su carrera( "mi problema con los solos es que no sé qué hacer cuando terminan, si mirar al cielo o pedir un whisky con un hielo"), Ricardo Vicente nos canta la que quizás sea su canción más personal: la historia de su amistad con Francisco Fernández, a través de las imágenes de la carretera.


Así, con composiciones frescas, Ricardo Vicente ha ido labrando un cúmulo de canciones que se notan mimadas por el autor, que eso se siente desde la primera escucha.
Y hasta aquí cuenta la historia hasta ahora. Mientras tanto, yo sigo esperando ese disco en solitario de Richi. Porque aunque sé que la tierra no va a cambiar ese día, yo sé quién sí. ¿No te parece?